Decir te Quiero ha veces es una Dificultad




Algunas personas tienen dificultad para manifestar su afecto porque consideran que esa actitud es una muestra de debilidad. Les cuesta expresar sus sentimientos abiertamente porque tienen miedo al rechazo o a la burla.


A veces es una carencia de la infancia donde posiblemente los padres no demostraron ese afecto, otras veces por desengaños anteriores provenientes de parejas, familiares, amistades etc.


En definitiva nuestro gran bloqueo del fluir de los sentimientos, es el Miedo y la carencia de amor así mismo en algún grado.


Para sentir la chispa del Amor deberíamos empezar por Amarnos a nosotros mismos, aceptarnos cómo somos con nuestros defectos y nuestras virtudes. 


Cuando uno aprende a valorarse y a amarse, contagia ese sentimiento a los demás sin prejuicios y sin temores, pudiendo compartir sus sentimientos y expresarlos con fluidez y naturalidad.


Comparto un relato de un hombre que jamás le dijo a su mujer que la quería hasta el momento final de su vida. El relato es una historia real que emociona.


La mayoría de la gente necesita escuchar esas -dos palabras-.De vez en cuando las oyen en el momento justo.


Conocí a Connie el día que la ingresaron en el hospital donde yo trabajaba. Su marido Bill, estaba muy nervioso mientras la trasladaban de la camilla a la cama del hospital.


Aunque Connie se hayaba en las últimas fases de la lucha contra el cancer, estaba despierta y alegre.
En cuanto la instalamos yo terminé de marcar su nombre en todos los accesorios que iba a utilizar y luego le pregunté si necesitaba algo.


-Ah, si -dijo- ¿le importa enseñarme cómo se usa el televisor? Me gustan mucho los seriales y quiero estar al corriente de lo que pasa.


Connie era una romántica, le encantaban los seriales, las novelas y las películas con una buena historia de Amor.
A medida que nos íbamos conociendo me confesó lo fustrante que era llevar 32 años casada con un hombre que solía llamarla -boba-.


-Yo se que Bill me quiere -dijo- pero nunca ha sido capaz de decírmelo, ni de enviarme ninguna tarjeta. -Suspiró y miró a través de la ventana los árboles del jardín.-
Daría cualquier cosa porque me dijera -Te Quiero- pero no es propio de él.


Bill la visitaba todos los días. Al principio se sentaba junto a la cama mientras ella veía el serial. Mas tarde cuando Connie empezó a dormir más tiempo, Bill paseaba por el pasillo.


Pronto, cuando ella ya no veía la televisión y estava despierta menos rato empecé a dedicar más tiempo a hablar con Bill.


El me comentó que había trabajado cómo carpintero y cuánto le gustaba ir a pescar. No tenían hijos pero habían disfrutado la jubilación viajando, hasta que Connie enfermó.


Bill era incapaz de expresar sus sentimientos ante el hecho de que su esposa se estaba muriendo.


Un día mientras tomábamos café en la cafetería del hospital, saqué el tema de que las mujeres necesitabamos romanticismo en nuestra vida, de cuanto nos gusta recibir tarjetas sentimentales y cartas de amor.


-¿Ha dicho a Connie que la quiere? - le pregunté sabiendo cuál sería su respuesta, y el me miró cómo si estuviera loca.


-No hace falta, -dijo- ¡Ella ya lo sabe!


-Estoy segura de que lo sabe -repliqué inclinándome y tocando sus rudas manos de carpintero que aferraban la taza cómo si fuera el único asidero-. 


Pero necesita oirlo Bill, necesita oir lo que ella ha significado para usted durante todos éstos años. Pienselo, por favor.


Regresamos a la habitación de Connie. Bill entró y yo fui a visitar a otro paciente. Mas tarde vi a Bill sentado junto a la cama.Estaba sosteniendo la mano de Connie mientras ella dormía. Era el 12 de Febrero.


Dos días después llegué al hospital al mediodía y me encontré a Bill en el pasillo, apoyado en la pared con la mirada fija en el suelo. La enfermera jefe ya me había comunicado que Connie había fallecido.


Cuando Bill me vio se arrojó a mis brazos. Estaba temblando y tenía lágrimas en los ojos. Finalmente se apoyó en la pared y respiró profundamente.


-Tengo que decirle algo. Tengo que decirle lo bien que me siento después de decírselo. He pensado mucho en lo que usted me comentó y ésta mañana le he dicho cuánto la quería... y lo feliz que he sido estando casado con ella. 


¡¡Debería haber visto su sonrisa!!


Entré en la habitación para decir mi ultimo adiós a Connie y en la mesilla de noche había un tarjetón de San Valentín firmado por Bill. que ponía -Para mi Maravillosa Esposa. Te Quiero-


Del libro Sopa de pollo para el Alma de la mujer


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