Energía Sanadora. La Salud es Tu Estado Natural




Constantemente nos bombardean con información sobre enfermedades a través de una multitud de medios, hasta el punto de que la idea de la enfermedad está tan arraigada en nuestra mente que apenas dejamos espacio para pensar en la salud.


Observa y verás cómo la palabra "enfermedad" está omnipresente en todos los medios de comunicación. "Cuidado con lo que comes, porque te puedes enfermar"; "Cuidado con las horas que duermes, tanto si duermes poco como si duermes mucho, te enfermarás".


Si vivimos solos, nos dicen que nos sentiremos enfermos, pero si vivimos en pareja, también. Nos advierten sobre los cambios de estación, sin resaltar el encanto y las posibilidades que cada una trae consigo.


Nos recuerdan constantemente que enfermaremos: si tomamos vacaciones, si volvemos de ellas, si estamos desempleados, si trabajamos demasiado.


Nos incitan a comprar cosas para sentirnos felices, pero luego nos alertan sobre los peligros que pueden suponer para nuestra salud. 


Si hace calor, nos enfermamos; si hace frío, también. Si no hacemos ejercicio, enfermamos, pero si hacemos demasiado, también.


Es hora de cambiar este enfoque y empezar a valorar la salud tanto como tememos a la enfermedad.




Podría dar innumerables ejemplos. Las informaciones que recibimos son tan contradictorias entre sí que nuestra mente se ve envuelta en una constante confusión, y vivimos atrapados en el miedo.


¿Cómo no vamos a estar enfermos si todo lo que oímos, pensamos y hablamos es sobre la enfermedad?


Sin embargo, dentro de nuestro ADN reside una poderosa energía sanadora que espera ser activada mediante instrucciones cuánticas para modificar su propio diseño. Estas instrucciones son generadas por nuestra propia conciencia.


Podemos establecer comunicación con la estructura celular de nuestro cuerpo a través de nuestros pensamientos y emociones, fortaleciendo así nuestro sistema inmunológico y disipando la sombra de la enfermedad.


La intención pura del observador es la que transforma la información de cualquier estructura, incluyendo nuestras células. Este enfoque se alimenta de la certeza, el agradecimiento y la visualización de lo que deseamos.


Todo en el Universo es energía, y cada energía contiene información que depende de la vibración. Cuando irradiamos entusiasmo, alegría, amor y gratitud, nuestra vibración se eleva, volviéndose creativa y constructiva.


Comienza por amar tu cuerpo. Puedes comunicarte con él de diversas maneras, ya sea hablándole en voz alta, mediante pensamientos, imágenes o escritos. Lo crucial es la dosis de amor que le transmitas.


Ya sea que creas en ello o no, tus pensamientos y emociones influyen en todo.


Sin instrucciones, tu cuerpo simplemente sigue el promedio de tus pensamientos, palabras y acciones. Con instrucciones, tú retomas el control. Es así de simple.


Cuando alguien te advierte sobre una dolencia y sientes miedo, ese miedo se focaliza en ella, fortaleciéndola y debilitando tus células. 


Pero si decides concentrarte únicamente en la salud de tus células, estás cambiando su información para detener la enfermedad y restaurar su estado original de salud innata. Fascinante, ¿verdad?


Tus células te escuchan y reaccionan a tus instrucciones.



Quizás te resulte incoherente, ya que nunca te enseñaron que esto es posible y choca con todas tus creencias arraigadas. No necesitas juzgar si es verdad o no, simplemente inténtalo cuando lo necesites. 


Aprenderás con las pequeñas molestias que surjan en el camino y podrás desarrollar la habilidad de comunicarte con tu cuerpo físico.


Cada pensamiento y emoción que dirijas hacia algo que desees cambiar o agradecer debe estar impregnado de alegría, amor, certeza y gratitud, sintiendo esa conexión entre tú y tu cuerpo.


La comunicación es bidireccional. Tú puedes hablar con tu cuerpo de varias formas, y tu cuerpo puede comunicarse contigo a través de sensaciones y síntomas. 


En este post, te animo a que te abras a desarrollar la habilidad de comunicarte con tu estructura celular, dejando de lado prejuicios aprendidos.


La mejor manera de comunicarte la decides tú; tienes que experimentar para descubrir cuál es la más efectiva.


Recuerdo la primera vez que abrí la posibilidad de crear ese puente de comunicación. Fue hace algunos años, cuando comencé a experimentar síntomas de una infección de vejiga. 


En ese momento, dije en voz alta: "Queridas células, si hay algo inapropiado en mi vejiga, si hay algún desequilibrio químico, pido que sea corregido para que haya armonía y perfecta salud. Gracias por vuestra gran labor. ¡Os amo!".


No fue solo una frase dicha mecánicamente, sino pronunciada con el corazón, sintiendo verdaderamente esa conexión y amor hacia mi cuerpo. Luego, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, como si algo se hubiera activado, y en cuestión de una hora, los síntomas desaparecieron.


Esa fue mi primera experiencia. No dudé ni un momento en que fuera posible. Simplemente lo sentí como algo natural. 


Ahí comprendí que nuestras células realmente nos escuchan; hay una inteligencia en nuestro cuerpo que aún no entendemos completamente y que podemos utilizar para nuestro beneficio.


Por eso, es importante explorarnos, indagar y tomar acciones conscientes, aunque parezcan fuera de lo común para las estructuras educativas convencionales. 


Las células escuchan lo que vocalizamos, lo que pensamos, lo que sentimos, por lo que no debemos dejar que el miedo nos domine y elegir con cuidado el enfoque y las sensaciones que deseamos experimentar.

Nada nos impide tomar consciencia de nuestro cuerpo cada mañana al levantarnos y sentir amor por este vehículo que nos permite experimentar la vida material.


Nada nos impide expresar gratitud a nuestras células cada mañana al despertar, reconociendo su labor diaria para mantenernos en constante buena salud.


Nada nos impide entablar un diálogo diario con nuestro cuerpo y agradecerle su esfuerzo por mantenernos en armonía, rejuvenecidos y llenos de vitalidad.


Nada nos impide pedir disculpas a nuestro cuerpo por nuestros momentos de inconsciencia, reconociendo los malos hábitos que lo perjudican y solicitándole amorosamente que modifique lo necesario para restaurar el equilibrio.


Es hora de dejar de enfocarnos en la enfermedad y comenzar a enfocarnos en la SALUD. Aquello en lo que nos concentramos y a lo que prestamos atención lo fortalecemos y le damos vida.


Este es uno de los grandes cambios que debemos comenzar a forjar. El Despertar no se trata solo de darnos cuenta de que vivíamos adormecidos, sin ser nosotros mismos, sin una consciencia real de nuestra propia naturaleza humana.


Despertar es ser conscientes y abrirnos a la percepción del potencial que albergamos, dándonos la oportunidad de utilizarlo.


Comienza a cambiar tu mapa mental. No tienes nada que perder, ya conoces una parte; ahora descubre la otra, aquella que siempre estuvo oculta: tu gran capacidad y tu gran potencial.


Deja de hablar tanto de enfermedad y comienza a hablar de SALUD. Aquello en lo que te concentras y a lo que prestas atención lo fortaleces y le das vida.


Tenemos mucho por hacer. Entiendo que muchas de nuestras creencias están limitadas debido a la información errónea que probablemente fue creada e inculcada por ignorancia o en beneficio de unos pocos.


Muchas empresas se enriquecen gracias a la enfermedad; si la población aprendiera y desarrollara habilidades para mantener una salud óptima, estas empresas no podrían hacer negocio. 


Por eso, el marketing del miedo y la enfermedad es tan efectivo para ellos. El miedo crea hipocondríacos que temen todo, creyendo que se contagiarán de todo, y el cuerpo escucha y actúa en consecuencia, según lo que se cultiva en la mente, a través de los pensamientos y sensaciones que estos generan.


Pero todo esto puede revertirse. A medida que aprendemos a comunicarnos con nuestra estructura celular para mantenernos sanos, podemos transmitir esta información a las generaciones futuras para que sean más empoderadas.


Nosotros somos el puente para que las nuevas generaciones tengan una vida más plena y armoniosa. Ellos necesitan ver el ejemplo en nosotros; realmente es así como aprenden.


Esta nueva dinámica nos volverá más conscientes de nuestras palabras y acciones para no caer en los viejos errores de enfocarnos en el miedo y la enfermedad y transmitírselo a ellos.


Comencemos a hacer un gran cambio mental. Comencemos a pensar y hablar de SALUD. 
Comencemos a comunicarnos con nuestra estructura celular.

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