Conocernos a nosotros mismos



Conocernos a nosotros mismos

Debemos comprender que somos capaces de ayudarnos a nosotros mismos. Volviéndonos conscientes de nuestros actos podremos vernos desde qué estado emocional estamos obrando.


Esto nos lleva a vivir más atentos a nuestros comportamientos y tomar conciencia de lo que decimos y transmitimos al hablarle a quien está a nuestro lado y a detener a tiempo cada impulso activado y disparado por lo que conocemos y entendemos como “ego”, al cual es el padre gestor de la dualidad en acción.


Si empleamos el tiempo siendo nuestros propios maestros sabremos que la investigación más rica y potencial es descubrir cómo está construida y configurada nuestra mente como programa sustituto.


Aprenderemos a ver cómo funciona y en qué momentos se activa durante una conversación o después de una conversación.


El conocernos a nosotros mismos día a día, nos permite ser libres, saber elegir hacia donde queremos dirigir nuestras vidas y a enfocarnos abiertamente hacia una profunda compresión de lo que portamos ambivalentemente como “pensamientos”.


Desde esta base somos capaces de trasmutar la dualidad y extirparla porque dejamos de alimentar las cargas genéticas que conforman vibratoriamente nuestros bloques de pensamientos que son estimulados por el “Ego” que prepara nuestras armas de defensas y de ataques desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.


Tenemos que darnos cuenta a tiempo de que no estamos obrando desde nuestra condición espiritual sino más bien desde nuestra condición genética física mental llamada “estructura de carácter”.


Si logramos tomar conciencia desde nuestras condiciones espirituales, entenderíamos a tiempo que con quien nos estamos enfrentando a diario es con “programas mentales que disfrazan nuestros propios razonamientos".


No estamos siendo nosotros mismos porque nos han insertado grabaciones verbales, visuales, gestuales, físicas y teóricas que dictaminan lo que debíamos hacer, ser, sentir y reflejar, apagando nuestras potencialidades creativas y herramientas comunicacionales naturales.


Debe importarnos ser honestos con nosotros mismos, saber que todo aquello que decidimos transmitir y ser desde nuestros verdaderos sentimientos es un regalo que nos estamos haciendo a nosotros mismos porque estamos obrando desde la autenticidad , sin estar esperando la respuesta y la reacción del otro como prueba de su reconocimiento.


Esto se llama “amplitud de la conciencia” porque estamos amando y sintiendo desde la libertad absoluta, porque no nos estamos permitiendo ser prisioneros de nuestros estados emocionales que nos hacen vivir dentro del apego, de la espera a la devolución, a la importancia de uno mismo por lo que siente que está dando, porque detrás de esta idea están los intereses que subliminalmente, desde los estados de conciencias, llevan a que las personas ejerzan el control afectivo y material en sus iguales.


Amar desde el verdadero estado es no dejarnos influenciar por el avanzar silencioso de nuestro ego.Amar desde el verdadero estado es saber que das lo más bello y noble de ti que es tu verdadero sentimiento donde no te condicionas a ti mismo preocupándote por el rechazo de los demás.


Amar desde el verdadero estado es comprender con la mente abierta y flexible qué estado de conciencia física llevan las personas que están a tu lado donde tú, "como ejemplo directo", puedes ser parte de sus curas, porque tú mismo lo pudiste hacer antes porque no te quedaste con la idea de que no eres capaz y que otros deben hacerlo por ti...


(Marielalero del blog Trinity a Tierra)




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