¿Qué hacemos con el ego? ya no sabemos si tenemos que eliminarlo, trascenderlo, cambiarlo o perdonarlo




El ego recibe tantos nombres y tantas definiciones que ya no sabemos si tenemos que eliminarlo, trascenderlo, cambiarlo o perdonarlo. 


En realidad el ego es un concepto que hemos creado para definir el código moral inconsciente que hemos diseñado para poder experimentar una visión separada del mundo, de tal forma que sintamos y creamos con veracidad que aquello que percibimos en el exterior no tiene nada que ver nosotros. 


Dicho de otra forma, es como pensar que mi papel en el mundo no tiene nada que ver con el mundo. 


En su máximo exponente, esta expresión de dualidad es el cuerpo humano, se podría decir que es "el templo del ego", ya que es la prueba infalible para creer que yo soy esto y tú eres aquello, avalado por mis sentidos biológicos que me confirman tu individualidad y mi individualidad.


Hasta aquí podemos ver el ego como una simple perspectiva del mundo, ni es buena, ni es mala, tan solo es la percepción perfecta para experimentar la dualidad


Si todos fuéramos conscientes de que tan solo es una visión, no nos generaría tantos problemas, sin embargo, hemos vivido tan intensamente la dualidad, que nos hemos olvidado de que era tan solo una visión, una perspectiva.
 

Y lo hemos olvidado hasta tal punto, que pensamos que este código moral llamado ego es verdad, de hecho, pensamos que es la verdad absoluta y esto es lo que nos condena verdaderamente. 


El ego en sí no tiene poder, pero le hemos dado veracidad suficiente como para crear un mundo dual donde, el amor necesita un opuesto y complementario que pueda sustentar esta visión, entonces, nació el miedo.


Quizá podemos reflexionar ahora, si el ego es tan solo una perspectiva, ¿quién soy yo? Las personas que no tenemos gafas nos será algo más complejo este ejemplo que voy a poner, pero seguramente alguna vez habéis visto a una persona preguntando: 


"¿Has visto mis gafas por alguna parte?". Y resulta que las llevaba puestas y no se había dado cuenta. Pues el ego son las gafas y lo que tú eres en esencia, es la persona que decide qué gafas usar. 


Y vuelvo a lo compartido antes, se nos ha olvidado que tenemos las gafas puestas y vamos por la vida preguntando a ver quién sabe donde he dejado la gafas de unidad, felicidad, amor, abundancia, etcétera. 




Es tan sencillo trascender el ego, como quitarse las gafas y elegir qué perspectiva experimentar, pero es tan complicado como una persona que las anda buscando cuando se le ha olvidado que las lleva puestas encima.


Entonces, ¿Qué hacemos con el ego? 
Bueno, en realidad no se trata de hacer algo, más bien de recuperar nuestra esencia con la danza del universo. Hemos pasado de experimentar el SER en su totalidad, a creer que somos las gafas con las que vemos. 


De hecho, el código moral de percepción EGO es una perspectiva más de las infinitas posibilidades de visión que tiene el SER, por lo tanto, el movimiento no está en mover o matar el ego, sino en quitarnos las gafas y ver lo que realmente somos, no como una etiqueta de divinidad sagrada, sino más bien un cuenco vacío sin NADA, pero que al mismo tiempo, contiene todas las posibilidad de ser llenado del TODO.


Para ello una idea que podemos poner sobre la mesa, es pensar que, después de llevar tanto tiempo esas gafas encima, como mínimo, tendremos alguna rozadura y por rozadura entendemos, aquellas conductas, pensamientos o creencias que fomentan la dualidad y que pensamos que son la verdad. 


Entonces, si cogemos aquellas piezas que sustentan la visión dual y decidimos, cómo queremos ver ahora eso que es una visión de la perspectiva ego, automáticamente me estaré quitando las gafas.


Para ello cogemos dentro de la dualidad (amor-miedo), aquella fuerza que usa el ego para alimentarse, es decir, el miedo. Dentro del miedo, este se alimenta de la culpabilidad y la negatividad para sostener la densidad del miedo frente a lo sutil del amor. 


Se podría resumir a que, todo aquello que sustenta el miedo y una visión separada del mundo, oculta en su esencia la divinidad del ser en su unidad. 


En vez de ver el miedo como algo a erradicar, ya que eso lo potenciaría, vamos a verlo como una pantalla de humo que oculta tras sí un potencial que habla sobre nosotros y que, al atravesarla, se esfuma por sí misma.


Identificar nuestros miedos y comprenderlos, perdonar aquello por lo que culpamos y trascender la dualidad de la negatividad nos lleva hacia el amor, de igual forma que el amor nos lleva a comprender el miedo, perdonar y trascender. 


Para seguir comprendiendo la forma en la que la culpa, la negatividad y el miedo se expresa comparto este post: LOS TRES PILARES DE LA MENTE DUAL


Y este vídeo de Enric Corbera hablando sobre el ego y su forma de actuar:








Hector Ibáñez
Psicoterapeuta Transpersonal
Acompañante de Bioneuroemoción










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